El descanso como acto radical de amor propio🌿

Una experiencia personal que transformó mis noches —y mi sistema nervioso

Hace poco empecé a aplicar algo que había leído mil veces en libros, cursos, talleres. Algo que muchas veces recomendé sin haberlo encarnado del todo: agradecer antes de dormir.

No hablo de escribirlo.
No hablo de hacer journaling ni una lista de cinco cosas lindas.
Solo de cerrar los ojos… y llevar la mente, suavecito, a recordar lo que sí estuvo bien ese día.

Una sonrisa compartida.
Un avance pequeño pero importante.
Una ducha larga con agua caliente.
Una comida rica.
Ese instante fugaz en que me sentĂ­ viva.

Y lo sorprendente es esto: no alcanzo a pensar en más de dos o tres cosas cuando el cuerpo se rinde y cae.
En un descanso profundo, sin lucha. Sin esa guerra interna que tantas veces le ganaba al sueño.

Desde la neurociencia, esto tiene mucho sentido.
Agradecer activa el sistema nervioso parasimpático: el que calma, el que repara, el que nos permite dormir.
La gratitud desconecta el estado de hipervigilancia en el que vivimos casi por inercia: celular, pantallas, presiones, pendientes, cargas, traumas… todo eso que sigue latiendo incluso cuando ya se apagaron las luces.

Y sĂ­, el celular en especial tiene un impacto brutal.
Aunque lo dejemos lejos, el cerebro queda estimulado, como buscando más, como rumiando.
Yo también lo vivía así. Caía en la espiral mental de “qué falta”, “qué hice mal”, “qué me preocupa”.
Ahora, conscientemente, elijo otra cosa.

Me regalo unos segundos —ni siquiera minutos— para agradecer.
Y es como si mi sistema nervioso escuchara:
“Estamos a salvo. Puedes descansar.”

Y me duermo.
No desde el cansancio…
Sino desde la confianza.

Esto no es magia.
Es práctica.
Es neuroplasticidad.
Y también es una forma profunda de amor propio radical: permitirle al cuerpo no estar en alerta todo el tiempo.

En FIKĂ„ creemos en eso.
Creemos en volver al cuerpo.
En pausarse. En detener la exigencia.
En regalarnos momentos reales de presencia.
Porque no siempre se trata de hacer más. A veces, el acto más poderoso… es detenerse.
Cerrar los ojos.
Y descansar desde un lugar seguro.

🌙 Esta noche, te invito a probarlo:

Deja el celular.
Respira. Cierra los ojos
Agradece algo simple. Cotidiano
Y observa lo que pasa.

El descanso no es flojera. Es reparaciĂłn.
— FIKÄ Pilates

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